martes, 23 de agosto de 2011

Viva la gente!


Uno de los mayores impactos que tuve el primer año que estuve aquí no como turista sino como habitante a tiempo parcial, es que todos el mundo te habla. Textual.

Si vas al stop and shop y alguien te ve mirando los dieciocho tipos de soda que existen en el lineal, te contará su experiencia con la San Pellegrino, los diversos sabores que existen, te preguntará que si tienes un cupón y si no es así rebuscará en su bolso hasta el fondo buscando los cupones que ella imprimió en casa para que puedas ahorrarte 1 dólar comprando seis. Y todo esto sin conocerte de nada.

Lo de hablarte, que es una cosa muy simpática, no siempre gusta cuando estás aprendiendo un idioma. Recuerdo que el primer año odiaba a la cajera de Target porque cuando me cobraba me hacía una batería de preguntas que ni el tercer grado. Luego, con el tiempo, descubrí que me preguntaba si quería la bolsa de papel o plástico, si me metía el ticket dentro de la bolsa o si me apetecía donar para el reloj del ayuntamiento (o los perros albinos, o el periódico de los jubilados...).

Lo cierto es que yo creo que, si comparo con Madrid, salimos bastante mal en la foto. Parece que nos costara la misma vida hablar. En mi urbanización he visto salir a mi vecino pitando del garaje solo por no subir conmigo en el ascensor (con lo bien que huelo...).


Y sin embargo aquí, valoran la conversación. Aunque sea la conversación sobre un detergente, una soda o unos abonos para el jardín. Cualquier momento es bueno para charlar, y para sonreír.

Esta mañana, en Boston, hemos ido andando al bar del desayuno. Nos habremos cruzado con 15 señores/as con perros. Todos y cada uno de ellos, sin excepción, nos han saludado y preguntado cómo estábamos. Hemos acariciado a los perros, sonreído a los niños y saludado a los abuelos. Y mientras lo hacíamos, recordaba a algunos vecinos bordes y alucinaba. Con lo poco que cuesta ser amable. Poquísimo. Y el estupendo resultado que da.

Así que mientras comentábamos con un tipo que nos hemos cruzado las bondades de un coche que había aparcado, he pensado que realmente algunas canciones cobran sentido cuando se vivencian desde donde se crearon...

Una mañana de paseo con la gente me encontré
encontré al lechero al cartero al policía salude

Detrás de cada ventana y puerta
reconocí a mucha gente que antes ni si
quiera la vi heeeeeeeeey

Viva la gente la hay donde quiera que vas hey hey
viva la gente es lo que nos gusta
maaaaaas


No hay comentarios:

Publicar un comentario