miércoles, 5 de agosto de 2009

De playas privadas, Santa Pola y Gossip Girls



Ayer, después de confirmar una y mil veces el weather forecast (por si las flies...), decidimos, con Jen y los niños, ir a la playa.

Y como este concepto es muy diferente al que tenemos en España, a mí me sigue llamando mucho la atención y me provoca curiosidad, la verdad. Esto de las playas privadas no lo acabo de entender.

Cogemos el coche y las toallas y nos dirigimos a la playa. Jen me cuenta que es una playa privada y que ellos pagan por la temporada unos 300$ por el uso de la playa y las instalaciones.

Cuando dejamos el coche me doy cuenta de a lo que se refiere con "las instalaciones". Entramos directamente en una zona el la que hay habilitado un edificio con cierto aspecto de corrala y pequeñas habitaciones, cada una de ellas compartida por dos familias. En estas, se puede dejar la toalla, los bañadores, las hamacas... y hasta tienen una ducha para quitarse la arena antes de irse. Fantástica idea.

Cada uno de los habitantes de las habitaciones la ha decorado a su gusto, y la mezcla de todas es absolutamente divertida, una decoración ecléctica que resulta muy simpática.

Lo curioso del sitio no es eso, sino que la gente se queda charlando en mesitas o sillas en la puerta de su chiringuito, lo que hace que tengamos una versión Gossip de Playa Lisa... uniendo en el sentimiento a los veraneantes de Silver Sand Beach y Santa Pola (quien lo diría). Si no fuese por el cambio de idioma, pensaría que de un momento a otro iba a escuchar el bingo playero que pontaban en Playa Lisa por la noche...

Dejamos los bolsos en la pequeña habitación (con las tarjetas de crédito, el dinero y todo lo de valor.. cuando vuelva a casa me va a costar deshacerme de este concepto de tranquilidad...) y vamos hacia la piscina. Hay dos: una para adultos y niños y la otra solo para adultos. Como llevamos amiguitos pitufos, vamos a la infantil.

Y allí encontramos una piscina con vistas al mar -que eso mola- y con gaviotas que de vez en cuando vienen a beber del agua clorada... un misterio.

Paso la tarde haciendo fotos a diestro y siniestro a los niños y a los adultos sin que nadie me diga nada (creo que aquí están algo menos neuróticos con las fotos) y cuando viene el orgulloso padre de las criaturas nos vamos a cenar a un restaurante en el mismo complejo (sin muchas sofisticaciones pero con buen sabor).

Después de cenar (suena raro decir eso cuando eran las siete) nos fuimos a dar un paseo por Silver Sand Beach y es entonces cuando tuve oportunidad de ver las casitas y los casoplones que llegaban hasta un faro cercano.

Como aquí se estila hablar con la gente que te encuentras, saludamos a esta chica recién salida de la portada del "Sport Ilustrated" con gafas de Gucci y flip flaps de Tommy. Sus perros llevan collares de coach (para quien no lo conozca, una marca muy pro de bolsos y complementos)



Según estamos hablando con ella nos damos cuenta que empieza a anochecer, y que el sol está cambiando de color hasta llegar a un espectacular tono carmín, así que decidimos separarnos y Jen y yo vamos por la costa a ver el atardecer.
Llegamos tarde y solo alcanzamos a ver la luz tamizada que el sol deja en el mar.
Es como en la vida, a veces también se llega tarde.
El mejor consuelo es que, hoy, de nuevo, saldrá el sol...


2 comentarios:

  1. Si supieras lo que está lloviendo en Ribadeo...
    Jo-der.

    ResponderEliminar
  2. Jo...
    Al final Santa Pola va a ser la mejor playa... :D :D

    ResponderEliminar