miércoles, 15 de julio de 2009

Stop and Shop




Teniendo en cuenta que mi intención es permanecer aquí durante un rato, esta mañana, cuando amanecí, pensé que una buena idea sería hacerme un poco con el terreno. Y no solo con el terreno físico, sino con todos aquellos usos y costumbres que así a primera vista, me chocan.

Lo primero que me llamó la atención ayer fue el lugar donde se guarda la llave de la casa: bajo el felpudo, como en las pelis. Supongo que en Madrid obviamente sería impensable... pero igualmente lo sería en la mayoría de los lugares de España...lamentablemente, por cierto.

Una vez constatado que este es un lugar donde se duerme muy bien, ausente de ruidos y demás incomodidades, decidí comenzar mi primer día yendo a comprar algo para el desayuno. La sorpresa es que la llave de "pulgoso" (uno de los dos coches de Eric) no ponía en marcha el coche. Traté con todos los trucos, sin éxito, así que como Walter (un amigo de Eric que ha estado unos días aquí) iba a venir a devolver el coche bueno por la tarde pensé que, teniendo en cuenta que cerca había un supermercado gigantesco podría bajar andando. Lástima que mi llegada fuera de noche y fuese incapaz de recordar hacia donde estaba...

En este ensimismamiento estaba cuando de repente, bajó la vecina de arriba de la casa. Así que aprovecho para preguntarle cómo se va al Target. Me indica, y cuando voy a recoger el bolso, veo como ella coge su coche. Me invita a subir con ella para acercarme.

Me cuenta que vive en esa casa solo hace dos meses, que su novio es jugador de baloncesto profesional y que ella chapurrea el español porque estuvieron viviendo en Argentina. Amablemente me deja en la puerta del Target y me dice su nombre: Hope. Y yo pienso que suena mucho más bonito que nuestro Esperanza...

Entro en el Target y me da pereza hasta mirar. Es enorme. Todo tipo de productos se alinean en infinitos estantes. Contabilizo hasta veinte tipos diferentes de humidificadores: grandes, pequeños, medianos, con forma de pato, de pinguino, de casita, de flor... impresionante...

Invierto una hora en ver de todo (me aburro a la mitad) y opto por buscar la comida infructuosamente. Solo tienen artículos de primera necesidad: veinte tipos de chips, quince de cereales, coca colas y galletas. No es exactamente lo que yo denominaría artículos de primera necesidad, la verdad.

Desayuno en una cafeteria del centro comercial y pienso que cuando tenga coche iré a comprar la comida.

Vuelvo andando a casa y me doy cuenta de uno de los motivos por los que los americanos no andan: no hay aceras!!... tengo que ir por la misma carretera hasta la casa... menos mal que van despacio...
Me pierdo y pego la hebra con una mujer que me acompaña a casa. Me cuenta su trabajo, el clima que hace y lo lindo que es vivir aquí.

Por la tarde y, ya con Delia, vamos al Stop and Shop, el centro comercial que a Carmen le rechifla. Entro y me doy cuenta del por qué. Solo con el mostrador de la fruta uno puede entrar en trance viendo la variedad inmensa de especialidades, la combinación de colores de las frutas, el olor a campo que se siente... Así que empezamos a llenar el carro: melón rosa, manzanas, cerezas, sandía... cuando vamos a pesar todo aparecen dos precios en la pantalla de la báscula: uno normal y otro con descuentos para los titulares de la tarjeta stop and shop que me dió Carmen en Madrid.

No tenemos muy claro por qué aparece esto aquí cuando debería aplicarse en la caja. Así que preguntamos a un chico de color (lo de chico es un eufemismo porque era un armario de dos cuerpos...) con una sonrisa de las que iluminan tu día cómo funciona esto.

La sorpresa es cuando nos lleva a un panel lleno de luces de colores. Un panel central con una especie de espejo y alrededor suyo unos cajetines con lo que parecen mandos de videojuego. Eso sí, todo con luces intermitentes. Me siento como si participara en la ruleta de la fortuna...

Pasamos la tarjeta por el espejo (que era un scanner) y uno de los mandos se ilumina: bingo!! nos ha debido tocar algo!!
Cuando el armario ve mi cara de ilusión se ve con la obligación de contarme que ese es nustro personal scanner y que tenemos que utilizarlo cada vez que cojamos un artículo con código de barras. Hay que dar un botón, esperar el pitido que dice que se ha contabilizado y parece ser que todo se graba para luego aplicar los descuentos en la salida. Le digo al tipo que we don't have that kind of things en España y nos vamos encantadas con nuestro mando, es como volver a cuando eras pequeña y jugabas a las tiendas, pero en moderno. Pienso en lo que le gustaría a mi sobrina Isa.

Lo mejor del mando es que de vez en cuando hace spam... y suena como cuando en las Vegas te toca el premio en las tragaperras, lo que hace que nos dé más de un colapso al corazón cuando estamos tan tranquilas mirando el super y eso va sonando...

La jornada de shopping termina en el Best and Buy donde compro un cargador para el tom tom, que ha decidido no aplicar la itinerancia.

Volvemos a la casa, tomamos un vino, hablamos de lo divino y lo humano y, muy prontito porque aún no me hice con este horario, decido emigrar a la maravillosa cama que me espera al final del pasillo...





All I got to be is, be happy
All it's got to take is some warmth to make it
Blow Away, Blow Away, Blow Away

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