miércoles, 22 de julio de 2009

Rainy day




Ayer amaneció lloviendo. Pero esto lo sentí antes aún de abrir la ventana. Mi espalda me avisaba, implacable.
Y a pesar que no apetecía más que quedarse leyendo bajo el edredón, me levanté al primer toque del despertador.
Como cada día, lo primero que hice fue ir a la cocina y levantar el estor. Observar esta calle tan Wisperia y ver como el vecino vuelve de nosedonde. Pensar en lo diferentes que son nuestras vidas y conectar la cafetera. Medio embobada, el aroma a marcilla traido desde Madrid me dice que tengo que moverme.

Me ducho, me visto y me dispongo a conducir el estupendo convertible del padre de Eric... lástima que esté disfrutando de un descapotable un día de lluvia torrencial... en fin, lo mismo me lo deja algún otro día. El otro día me encantó la sensación de conducir sin capota, con mi gorra y mis gafas de sol. Casi me sentí de la tierra.

Llego a Shelton a media mañana. Mi destino: la empresa con la que llevo colaborando tres años y en la que solo conozco al responsable de los free lance. Me hace ilusión conocer a esos compañeros con los que trabajo en equipo en remoto y que tantas veces nos hemos escrito.

El encuentro no defrauda mis expectativas: es un placer comprobar que en la distancia corta las personas suelen ser mejores. A partir de ahora, intuyo que los mails serán más cálidos.

Como con Rick en un chili's. Una de esas ensaladas gigantes que tienen por aquí y con la que sobreviviría una familia entera de la India. Hablamos del trabajo, de la situación y de cosas más interesantes, como que se ha comprado un camión de bomberos de segunda mano (esto tuve que confirmarlo tres veces por si me había enterado mal) que ha restaurado y con el que estuvo, por ejemplo, en la parade del cuatro de Julio. Me dice que a veces se lo presta a los amigos para sus fiestas de cumpleaños. Me lo ofrece igualmente a mí. Yo me imagino a Jonete en el camión y no puedo con la vida. No se cómo pero hay que llevarlo. Seguro.

A la vuelta voy a Durham a cambiar el convertible por el coche de Eric. Me encuentro a Nancy en la barra de la cocina, bebiendo vino. Le pregunto disimuladamente a Sue si lleva allí desde hace tres días (fue la última imagen que tuve de ella). Ella se rie y me sirve un vino. Aprender inglés no sé si lo haré, pero voy a ser una experta en vinos americanos...

Vuelvo escuchando la 92.5 en la radio. Empiezo hasta a saberme las canciones. Es un camino agradable, aunque llueva. Todo consiste en disfrutar del clima, verdad???

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