sábado, 18 de julio de 2009

Spanish wine night



Ayer viernes estaba invitada a casa de Sue y su familia a tomar un vino y picar algo. Estuvimos hablando sobre la comida que les había gustado cuando fueron de viaje a Madrid, así que quedé en preparar unas tortillas de patata y sangría.

Conseguir los ingredientes de la tortilla no fue dificil, aunque aquí el aceite de oliva es un bien preciado y en los supermercados con lo básico, tipo Target no lo tienen. Carmen ya me dijo que lo tendría que comprar en el stop and shop. Y así fue. El resultado fueron unas tortillas que casi parecía que las hubiera hecho en Madrid.

La compra de vino para la sangría fue mucho más problemática. Fuí a una liquor shop en la que te avisan con un cartel en la puerta de que si tienes menos de 21 años ni te molestes en entrar. Como, al menos por algunos meses, he superado esa edad, me dispuse a entrar en el super. Solamente entrar ya agobia. Aquí todo es grande, y ver un super del tamaño del del Corte Inglés de Goya solo lleno de vino, como que casi da algo (hay una pequeñisima parte destinada a coca colas y limones, pero pequenísima). Además, las botellas no son como las nuestras, sino que son de 1,5 litros, salvo las de importación.

Normalmente en Madrid yo sabría qué tipo de vino comprar para una sangría... pero aquí me encuentro sobrepasada por los tipos, los tamaños, los gustos... las botellas tienen etiquetados tan atractivos que dan ganas de llevárselas todas. Elijo cuatro botellas de marlot de una marca denominada little penguin o similar y de una forma muy poco profesional: simplemente porque me gusta el diseño.

Busco infructuosamente fanta de limón. Es curioso que aquí exista la fanta pero solo la de naranja. Compro soda de limón de la marca tropicana y confío en que sirva. Compro ginebra (siempre es importante un toque)y con este cargamento más la fruta que compré por la mañana me voy a Durham.

Cada vez que sigo a mi tom tom para ir, me doy cuenta de que si no existira, creo que aparecería en Vermont, porque aunque el camino no es muy complicado hay un par de puntos donde se cogen los cruces que como te descuides, los pierdes.
Pillo el traffic jam de rigor en el puente de Portland (tengo algún día que parar a hacerle una foto) y llego a Durham unos cuarenta minutos más tarde.

De nuevo, al coger la carretera que va a casa de Sue no tengo por menos que abrir bien los ojos y disfrutar de esa luz tamizada por los árboles, de esa sensación de paz que transmite.

Cenamos pronto (al menos para un hispánico), lo que cada vez pienso que es mejor, porque uno se va a la cama con la digestión hecha, tomamos tarta de cumpleaños que trae Nancy y recibimos la visita de unos vecinos.

El vecino es bombero voluntario. Le pregunto qué es eso y me dice que como el pueblo es tan pequeño no tienen ni bomberos ni policías. Y que algunos vecinos son voluntarios. Es por eso por lo que lleva una camiseta chulisima con el anagrama de Durham y la palabra volunteer y un busca. Me dice que no interfiere mucho en su labor diaria porque solo recibe una llamada al día. Esta orgulloso de ser voluntario y yo me pregunto si esto existiera en España si los vecinos estarían orgullosos o protestando todo el rato... voy a pensar en esto un rato...

Hablamos mucho con él, su mujer y su hija y me doy cuenta de que cada vez soy más capaz de tener una conversación fluida. Nos sentamos en el porche, descansamos y tomamos sangría... y yo abro los ojos mucho para poder guardar en mi disco duro esta escena de relax. Quizá me haga falta recordarla en algún momento...

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