martes, 10 de agosto de 2010

Ubicando, que es gerundio



Después de un viaje francamente y con media hora de adelanto sobre el horario previsto, llego al aeropuerto de Bradley. La última media hora de vuelo la paso pegada a la ventana, viendo el paisaje de casitas de madera que casi parecieran setas en praderas enormes, lagos rodeados de bosques y carreteras sinuosas con destinos inciertos.

Al llegar a Bradley, un desencuentro con Kerrie me hace esperar a la salida de este minúsculo aeropuerto, sentada en el suelo. Observo el cambio de paisaje humano. Comienzo a ver personas enormes, afroamericanas con rastas, adolescentes enormes con gorras y pantalones caidos. También los coches son diferentes. Supongo que aquí todo se relaciona con el tamaño del país, y por eso los coches casi parecieran camiones. Menos mal que los parkings aquí están adaptados, porque no quiero ni imaginar lo que sería meter uno de estos casi-camiones en mi plaza de garage.

Al encontrarme, por fin, con Kerrie, me invade una sensación de relax. Supongo que de alguna manera, mi mente decide que ya se estresó bastante viajando en lista de espera y entrando la última en el Philly-Madrid y la penúltima en el Philly-Bradley. Ahora solo queda llegar a casa de Eric y descansar hasta mañana.

En el camino no puedo dejar de mirar esa carretera rodeada de árboles gigantes, ese verde infinito, este atardecer de caramelo. Y me hace sentir bien. Es como volver a casa.

Llegamos a New Britain con luz. Y como en las dos ocasiones anteriores he llegado de noche, me permite verlo con una perspectiva diferente. Y me gusta.

Abro la puerta de esta mi casa adoptada. Y antes que nada, descubrimos dos cervezas en la nevera. Y nos las tomamos en el mini-porche disfrutando del momento de relax, del frescor del bosque, del silencio...

Agotada, en seguida llego a la cama. Mañana será otro día...

1 comentario:

  1. ¿Sólo has escrito esto?
    Y yo gastando en el pincho de Internet pa poder conectarme en toas partes...

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