martes, 18 de agosto de 2009

A heart in New York



Mi amiga Isabel dice que venir a Estados Unidos es una buena idea porque es un viaje amortizado. Según vuelves puedes revivir con miles de películas, de documentales, de reportajes fotográficos o simplemente con el telediario, experiencias, momentos y lugares.

Cuando ayer a temprano tomé el tren en New Haven con destino New York y me senté en un asiento al lado de la ventana, no pude dejar de mirar el pasillo esperando que un De Niro se sentara a mi lado. El vagón, no muy grande, con asientos de cuero en blaugrana, era igualito a aquel en que una atribulada Meryl Streep coincidía con mi actor favorito de camino al trabajo.

Pero no. De Niro no subió. Lo debo tener por las tierras australes por lo menos.
El viaje duró mucho más de lo que yo esperaba (1hr 45'). Claro que hizo parada hasta en Pitis, así que era lo normal.

Como una autómata, sigo a la avalancha humana que baja del tren. Algo despistada, aterrizo en la planta baja de la Grand Central Terminal, en la zona de los restaurantes. Subo una planta y en seguida llego a ese hall central, con ese reloj, inmortalizado en mil y una películas.
A pesar de que corro un elevado riesgo de morir aplastada por la multitud, no puedo abstenerme de parar en una de las escaleras y simplemente disfrutar de este momento: estoy en Nueva York!!. Mi ciudad adorada, el centro del mundo, la city, lo más...

Y me siento tan emocionada como la primera vez que llegando al puente que desemboca en Manhattan vímos por primera vez, brillando en la noche como si fueran de oro la skyline de edificios que tanto impacta al visitante.

Hago algunas fotos de la gente entrando y saliendo y decido mi itinerario. He dejado el coche en un parking algo alejado de la estación de tren de New Haven, por lo que no quiero llegar de noche y hacer ese camino sola, así que tengo que organizar bien mi tiempo.

Aunque mi primera idea fue ir al Metropolitan, la descarté. Está 40 calles más arriba y si me meto en él no me dará tiempo ni de dar un paseo. Así que ya lo volveré a ver en otro momento.

Mi primer destino decido que sea Central Park. Y subo la quinta avenida entre una marea humana brutal, disfrutando de cada persona, de cada situación, de la vida en la city...

Tardo más de hora y media en recorrer treinta calles. No quiero perderme nada. Y todo lleva tiempo.
Cuando llego a Central Park busco un carrito de perritos calientes. Los mejores del mundo. O eso, al menos, era antes, porque ahora la salsa de cebolla ha desaparecido, y en su lugar me ponen un perrito que me puedo hacer en casa con un bimbo y una salchicha Oscar Mayer... vaya decepción.

Menos mal que se me pasa cuando entro en el parque y veo, diseminados por el green como las setas en pitufolandia, diferentes grupos humanos: tomando el sol, jugando, charlando, compartiendo el lunch... Decido sentarme junto a un àrbol a ver pasar la vida. Y el hot dog empieza a saberme mejor.
Os garantizo que me hubiera quedado el resto del día allí, pero como tenía la espinita clavada de la foto del flatiron building, decido moverme.

Bajo por la sexta hasta times square. El centro del mundo. Y está todo menos frío frío...La temperatura es para caer redondo por un desmayo y esto, añadido a la gran cantidad de gente, hace que por un momento piense que es mejor recuperarse en un sitio con aire.

Entro en el macy's de la septima y recupero el aliento. De ahí al flatiron building que aparece en el cruce de la quinta con broadway majestuoso, estiloso, imponente.
Frente a él, unas mesas y unas sillas se pueden utilizar free para descansar. Y eso hago. Me compro en un carrito un batido de naranja, piña y frambuesa y sentada frente a èl, lo disfruto.

Cuando me doy cuenta, ha pasado bastante tiempo y yo estoy agotada. Así que me planteo subir a la 42 en metro. En metro? y perderme todo esto?... ni de coña.
Así que sin poder con mi alma (el calor es insoportable) subo hacia la 42. Paro en el Empire State Building y le hago mil fotos, lo mismo que a muchos de los edificios de la zona.

Cuando llego a la estación, tengo la sensación de que hay más gente. Cuando llego al tren efectivamente va más lleno que esta mañana. Las caras ahora transmiten cansancio, calor, agotamiento.

Yo me siento al lado de la ventana y recopilo lo que ví hoy. Al menos hasta que un hombre moreno cruza la puerta del vagón y por un momento, de nuevo,recuerdo a De Niro...


3 comentarios:

  1. Qué día más estupendo!!! Qué envidia me ha dado!! Te leo tan valiente...besos hermana, cuando llegas? marta

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  2. Times Square, el Flatiron, Central Park,... ains qué recuerdos y qué ciudad. La primera vez que la vi me quedé hipnotizado por ella.
    Revivo ahora perfectamente cómo me acordé de tí en Times Square, el centro del Universo, en medio de aquel bullicio... fue especial.

    Un besote.

    Jose

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  3. Marta, Jose...
    Me acordé de ambos both y de alguno/a más. Fue un día precioso que hubiera sido mejor con alguno de vosotros conmigo.
    Marta, en principio llego el sábado a las ocho de la mañana... si no hay plaza llegaré el domingo a las ocho de la mañana. A ver si nos podemos ver el domingo o el lunes.
    Besos

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