martes, 11 de agosto de 2009

La vida ante sus ojos


Sería una obviedad decir que el entorno físico en el que te encuentras influye en tu vida y en tu trabajo.
Estoy segura que la vida es mucho más fácil para un guardia urbano en Avila que en Calcuta. A pesar de que en Avila cada vez hay más tráfico,probablemente decidiría multiplicarse por cero si de repente se viera en las atiborradas y anárquicas calles de la ciudad india.

Es por esto que cuando ví el domingo el estudio de Norman Rockwell en Stockbridge, Massachusetts lo primero que pensé es que en ese entorno tan idílico la creatividad tenía que surgir sí o sí.

No creo que en mi época escolar tuviese referencia de este magnífico ilustrador, sí que recuerdo haber ojeado algún libro en VIPS porque a Miguel Angel le encantaba.
Desde entonces, profundicé algo más en su obra y cuando Carmen me dijo que su estudio-museo era un sitio de los que había que ver en este viaje no lo dudé.

Lamentablemente y como suele ser relativamente frecuente, llovía. Así que la subida a la montaña hasta el lugar donde está su estudio no fue tan placentera como hubiese sido en un día soleado... pero lo fue lo suficiente como para imaginar que ese camino debe estar habitado por elfos y hadas...

Como siempre, el lugar tiene un parking cerrado y cómodo. Llego y veo tres edificios. El más moderno es el museo y los otros dos corresponden a su estudio y a una casa de muñecas donde está la administración.

El museo está lleno. Lleno total. Pido una audioguia y me dispongo a visitar la primera de las salas. En el momento en el que presiono el play comienza la magia. El narrador de la historia de cada cuadro, salpicada con anécdotas familiares e influencias sociales es el hijo del artista quien cuadro a cuadro nos desgrana una historia vital trenzada con una época decisiva de los Estados Unidos.

Creo que es la mejor audioguia que he tenido la oportunidad de escuchar. Y lo es porque, además de la historia de cada cuadro, nos ofrece la opción de ampliar información. Esta, y el completo enamoramiento en el que caigo, son los culpables de que ese día invirtiera 3 horas en la visita a un museo con ocho salas.

Tres horas que, os garantizo, se me pasaron en un plisplas, viendo delicatessen como esta imagen:



En la que una niña de color tiene que ser escoltada por la policía para llegar al colegio, imagen inspirada en la historia de Ruby Nell Bridges que fue la primera niña de color en asistir a una escuela que antes era solo para blancos.

Temática social, anécdotas, política, cine, sociedad... todo fue inmortalizado por Rockwell en sus portadas del Saturday Evening Post. Y yo, que soy una mujer de suerte, las he podido disfrutar "live".

La siguiente visita, cruzando una pradera inmensa, es el estudio del ilustrador. Un estudio con un banco en la puerta trasera donde me senté y ví ese maravilloso valle brumoso desde el mismo lugar donde él lo vería mil veces. Y pensé en lo afortunado que fue al poder disfrutar de ese lugar, de ese paisaje, de esas ventanas inmensas desde donde podía ver pasar la vida ante sus ojos, un lugar que rezuma paz, relajo, tranquilidad...

Tras abrir bien los ojos para guardar este lugar en mi memoria, sigo a mi gps por un camino equivocado que desemboca en un pequeño puente roto. El bosque es tan espeso, tan mágico, tan especial que no puedo por menos que parar, abrir la puerta y, aprovechando que en ese instante paró de llover, sentarme un ratito a esperar. Fijo que, aunque no las viera, había hadas... llegué a sentir el aleteo de sus alas. De verdad...

2 comentarios:

  1. A mí me encanta el de "Do unto others as you would have them do unto you". Que me parece una manera mucho más bonita, por lo positivo, que el "no quieras para los demás lo que no quieras para ti".
    Me das mucha envidia.

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  2. El medio condiciona nuestra creatividad, tan obvio como veraz, que es la misma obviedad...
    Que la ascensión sea con lluvia a mi me inspiraría aún más, y Rockwell buscé ese lugar en el más irlandés de los estados del tío Sam.
    Nunca cogí una audioguía, y allí me hubiera perdido lo que tu te ganaste.

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